jueves, 30 de diciembre de 2010

Quiero con cuidado, como quien cura una herida.


(...)

-Dejé de creer. En el amor digo. Me asusté, creí que solo era un estado momentáneo y que al final lo único que hacia era dejar un vacío abismal en el corazón. Odié al amor y al miedo; ese miedo que se aferró a mi como un niño a un caramelo, un miedo casi enfermizo.

-¿Miedo?

-Si, miedo a no poder vivir sin el amor. Miedo a echar de menos siempre, a tener siempre un recuerdo en mente. Miedo a no volver a querer a nadie.

-¿Y ahora qué?

-Ahora ya hace mucho tiempo de todo eso. Ahora creo en un amor menos puro, menos sincero aunque sigue siendo verdadero. Ahora quiero con cuidado. Y me da pena, claro que si... Pero algún día me volveré a desatar y querré como la primera vez, yo lo sé.

-¿Y el miedo?

-Al miedo se le asusta rápido si sonríes muy fuerte.

(...)

martes, 14 de diciembre de 2010

Mi amigo Oscar es uno de esos príncipes sin reino que corren por ahí esperando que los beses para transformarse en sapo. Lo entiende todo al revés y por eso me gusta tanto. La gente que piensa que lo entiende todo a derechas hace las cosas a izquieras, y eso viniendo de una zurda, lo dice todo. Me mira y se cree que no le veo. Imagina que me evaporaré si me toca y que, si no lo hace, se va a evaporar él. Me tiene en un pedestal tan alto que no sabe cómo subirse. Piensa que mis labios son la puerta del paraíso, pero no sabe que están envenenados. Yo soy tan cobarde que, por no perderle, no se lo digo. Finjo que no le veo y que si, que me voy a evaporar...
Mi amigo Oscar es uno de esos príncipes que harían bien mantieniéndose alejados de los cuentos y de las princesas que los habitan. No sabe que es el príncipe azul quien tiene que besar a la bella durmiente para que despierte de su sueño eterno, pero es eso porque Oscar ignora que todos los cuentos son mentiras, aunque no todas las mentiras son cuentos. Los príncipes no son azules y las durmientes, aunque sean bellas, nunca despiertan de su sueño. Es el mejor amigo que nunca he tenido y, si algún dia me tropiezo con Merlín, le daré las gracias por haberlo cruzado en mi camino.

Marina, Carlos Ruíz Zafón.
Aunque lo haya leído y releído me sigue llenando de cosas.