domingo, 23 de enero de 2011

Invitame a un café, sin azúcar claro, sin aliento.



Pues que quieres que te diga, prefiero tus besos a la puta amargura del café de la mañana. Prefiero tus manos paseando por mi pelo al viento frío ondeando sus puntas. Prefiero que sean tus dedos los que acaricien mi cara que el húmedo resbalar de las lágrimas. Prefiero el calor de tus abrazos, me da igual cuan caliente sea el sol. Prefiero tu risa que el sonido del cascabel de mi gato, que tintinea soledad. Prefiero hacer comida para dos y dejar enfriar tu plato...


Aunque que quieres que te diga... Me parece que voy a empezar a poner tres cucharaditas de azúcar al café, y quizá un poco de leche, si, leche está bien.