jueves, 4 de junio de 2009

hte-lve.


Pues ya está. Creo que te podré odiar toda la vida, me han enseñado ha hacerlo y no es tan difícil.

Ahora tu luchas por otras princesas, yo no lucho por nadie, no merece la pena romperse los nudillos por ningún muerto de hambre.
No te odio por que te quiera, no, eso es una tonteria. No te odio tampoco porque envidie a las otras princesas, eso era antes. Te odio porque te dije que nunca podría hacerlo, y puestos a faltar a nuestras palabras, yo no seré menos ¿verdad?
Que feo es el verbo odiar, pero que bonito sale de mi boca.

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