miércoles, 4 de noviembre de 2009

Pez de colores (20:59)

Un cuatro de noviembre, a la misma hora, dos personas distintas totalmente desconocidas estaban llorando por el mismo motivo: la muerte de su pez de colores. Al mismo tiempo en una parte remota y lejana del mundo dos excursionistas encontraban un pez de colores único en el mundo y jamás visto. En otro país a unos cinco mil quilómetros de los excursionistas una niña le pide a su madre al pasar por delante de una tienda de animales si se podían quedar con el pez naranja y amarillo que, según ella, las mira con ojos ansiosos. Esta le responde que no, entablando así una discusión que no terminará hasta llegar a casa. Minutos mas tarde en una casa de la zona alta de Barcelona un mayordomo perderá un pez de colores por el desagüe, al limpiar el agua turbia de su pecera, perdiendo así también la única compañía y amigo del pequeño de la casa, que carece de unos padres afectivos. Unas calles mas abajo, pero de un país distinto, un poeta totalmente anónimo inspirará sus grandes obras en su pez, que se mueve lentamente, aleteando, frustrado por no encontrar la salida de su bola de cristal. Se convertirá en un best seller, pero luego nadie se acordará del pez y este morirá. El poeta llorará entonces acordándose de la muerte de su pez de colores.
A los seres humanos nos unen pequeños detalles realmente increíbles.

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