martes, 11 de mayo de 2010

La primavera ha llegado a la ciudad condal.




Los días huelen a primavera. El sol alarga los rayos y a las siete aun es de dia. La gente respira hondo porque solo quedan escasos meses de esclavitud. Los exámenes vuelan y los bolis empiezan a quedarse sin tinta. Las chaquetas van de mano en mano porque, señores, ¡Tenemos calor!. La cabeza se me ha llenado de pájaros que solo repiten tu nombre...
No me acordaba de cuánto me gusta la primavera, del buen humor que me contagian las flores y sobretodo, no recordaba que el corazón también me late rápido cuando las cosas van bien.







































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