jueves, 30 de diciembre de 2010

Quiero con cuidado, como quien cura una herida.


(...)

-Dejé de creer. En el amor digo. Me asusté, creí que solo era un estado momentáneo y que al final lo único que hacia era dejar un vacío abismal en el corazón. Odié al amor y al miedo; ese miedo que se aferró a mi como un niño a un caramelo, un miedo casi enfermizo.

-¿Miedo?

-Si, miedo a no poder vivir sin el amor. Miedo a echar de menos siempre, a tener siempre un recuerdo en mente. Miedo a no volver a querer a nadie.

-¿Y ahora qué?

-Ahora ya hace mucho tiempo de todo eso. Ahora creo en un amor menos puro, menos sincero aunque sigue siendo verdadero. Ahora quiero con cuidado. Y me da pena, claro que si... Pero algún día me volveré a desatar y querré como la primera vez, yo lo sé.

-¿Y el miedo?

-Al miedo se le asusta rápido si sonríes muy fuerte.

(...)

5 comentarios:

  1. Entonces vamos a sonreir lo más fuerte que podamos de ahora en adelante.

    ResponderEliminar
  2. Si definitivamente el miedo es uno de nuestros grandes enemigos. Y lo peor es k lo creamos nosotros mismos

    ResponderEliminar
  3. Sonrie, sonrie y deslumbra al mundo con esa maravillosa sonrisa.

    ResponderEliminar
  4. José Antonio Jurado7 de enero de 2011, 19:03

    El miedo es, en esencia, el mayor obstáculo de la evoluvión definitiva del ser humano como especie. Y, teniendo en cuenta, que es un producto producido exclusivamente del ser para uso exclusivo del ser... Vaya: una mierda. Y mezclarlo con amor, la mierda entonces, pesa. Como esas losas que no te puedes quitar nunca de encima... Una mierda, se mire por donde se mire. Gracias, Elenita. Tienes el talento de la observación... y muy buena pluma.

    ResponderEliminar
  5. Cualquier cosa que el hombre gane debe pagarla cara, aunque no sea más que con el miedo a perderla.

    ResponderEliminar