lunes, 11 de mayo de 2009


Era una dia frío de primavera, pero le gustaba notar la frescura de esos dias en su rostro. El aire entraba por la ventana y ella se perdió en su mundo, mucho mas interesante porsupuesto que el de las equaciones que la porfesora estaba esplicando en ese preciso momento. Se perdió entre los recuerdos de dos siluetas desdibujadas entre las sábanas, la luz tenue y las sonrisas cómplices. Rigurosos recuerdos que con el tiempo perdian intensidad y color. En realidad, aunque nunca lo dijéra, le gustaba recordar los pequeños detalles de los que nunca nadie se acordaba. Le gustaba acordarse de como olía él los dias que lo abrazaba recién salido de la ducha. Le gustaba acordarse de las palabras exactas, de todos los -Holas- y -Adioses- Aunque los adioses la ponian triste. Le gustaba acordarse de los enfados tontos, ahora después de todo, tan insignificantes. Le gustaba acordarse de las cosquillas que ella no podia hacerle y las que él siempre conseguía que sintiera a flor de piel, estallando luego en una carcajada de mil colores ahora ya apagados...
Fuera, en la ventana, los árboles se movian con mas intensidad, -El viento se lo está llevando todo- pensó. Luego volvió a las equaciones, grandes enemigas, esperando así de ilusa que el viento le borre un trozo de vida.

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