Se rie despacio difuminando entre el ruido de la muchedumbre sus sonrisas. Anda con pies inseguros para no caerse mas. Habla con leves susurros que cuentan su vida, y se siente menuda al gritar. Se mira al espejo: los ojos le brillan, su piel aún es tersa y el pelo canoso. Por dentro le abruman los miedos, le hierve la sangre y el corazón late descompasado; inexpertas partituras que jamás se escribieron, roto de amor no puede seguir el ritmo. Ahora va sin sonrisa porque se la ha robado el viento, y desde entonces éste sopla carcajadas que se rien, atroces, del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario