viernes, 19 de febrero de 2010

Se rie despacio difuminando entre el ruido de la muchedumbre sus sonrisas. Anda con pies inseguros para no caerse mas. Habla con leves susurros que cuentan su vida, y se siente menuda al gritar. Se mira al espejo: los ojos le brillan, su piel aún es tersa y el pelo canoso. Por dentro le abruman los miedos, le hierve la sangre y el corazón late descompasado; inexpertas partituras que jamás se escribieron, roto de amor no puede seguir el ritmo. Ahora va sin sonrisa porque se la ha robado el viento, y desde entonces éste sopla carcajadas que se rien, atroces, del mundo.

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