domingo, 1 de noviembre de 2009

16:07

Hoy el aire tampoco huele a invierno, estar a principios de noviembre le importa muy poco al mundo. En dias como hoy las palabras me salen solas. La brisa se las lleva lejos, pero no es de mi agrado, así que las guardo entre los sueños y los recuerdos. Las escondo entre las sábanas aterciopeladas que me acarician la cara junto al sol de la mañana. El miedo, perenne, siempre permanece altivo, escondiendose aún así, de si mismo. Porque el miedo se asusta. La sed de nuevas aventuras y comienzos te seca la boca, pero pronto beberás. La intranquilidad brilla por su auséncia y te serena pensar que cuando sonries lo haces francamente y que también te gusta la tristeza, no por masoquismo, sino por realidad. La realidad de vivir en un mundo, junto a personas que son tus iguales, aunque la mitad de ellas se crean tus superiores. La realidad de priorizar lo importante. Nosotros, pero no en plural. Un nosotros personal. Un yo, o un tu. Eso es lo importante. Apaziguar la rábia que durante siglos hemos fundido sobre el mundo y racionalizar a la gente irracional. La realidad de senitrte un granito de arena en la inmensidad de una playa, un individuo fugaz en medio de la humanidad. Un idividuo que complementa a otros y que deja que otros le complementen a él. Por eso aún ser tan pequeños somos tan grandes.

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